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El murciano Ibn SabIn (página 2)



Partes: 1, 2

Ibn Sab?in no reconocía la sumisión a
nadie, siquiera a Federico II[16]de
Hohenstaufen[17]rey de Sicilia. Las
«preguntas
filosóficas»
[18] que
había mandado este rey a los sabios musulmanes, fueron
descuidadamente recibidas pero asombrosamente las
«respuestas» del místico eran
minuciosamente elaboradas, porque asociaba el orgullo de ser
dueño de sí mismo a la ironía de ser un
sabio de su época[19]

La existencia terrena de Abu Mu?ammad ?Abdul?aqq Ibn
Sab?in comenzó en Murcia, en el valle de Ricote, donde
nació en el año 614 de la Hégira,
correspondiente al año 1217 de la era Cristiana, en una
familia de buena posición social, que asumió
puestos y oficios destacados en la sociedad andaluz de entonces.
Su padre Ibrahim ibn Mu?ammad ibn Na?r, asumió cargos
políticos y responsabilidades administrativas como ya se
mencionó anteriormente, mientras que su hermano Abu ?alib
ejerció el cargo de emisario de Ibn Hud al
Pontífice de Roma.

En su juventud, Ibn Sab?in empezó a estudiar
según los biógrafos el Adab (Humanidades)
bajo la dirección de algunos grandes profesores de su
tiempo[20]También estudió ciencias
jurídicas y disciplinas relativas a la filosofía,
mostrando hacia estas últimas su mayor predilecto, sobre
todo la Lógica Formal, la
Metafísica, la Física y la
Aritmética. Por otro lado, estudió la
ciencia de la metodología llamado en árabe por
«?Ilm al-U?ul», ejercida por la escuela
aš?arí.

Además. según el biógrafo Ibn
al-?Imad al-?anbali[21]Ibn Sab?in pasaba por
conocedor de medicina, química y de la magia blanca
«Simya"»[22] y conocía
a la perfección la ciencia de los secretos de las letras
alfabéticas «?Ilm Asrar
al-?uruf
».

Al parecer, durante su juventud, los biógrafos
nos informan que Ibn sab?in se dedicó al estudio del
pensamiento sufí (místico), con el
maestro Is?aq ibn al-Mar?a ibn al-Dahhaq (m. 611 h / 1214-15
d.c)[23], comentarista del libro de Ibn al-?Arif
(m. 1141 d. c)[24], Ma?asin al-Mayalis
(Excelencias de las reuniones) y de una obra de Abu
al-Ma?Monografias.comal-Yuwayni (m. 478h/ 1185
d.c) titulada, Kitab al-Iršad (Libro de la
Orientación). Tal información es errónea ya
que la fecha de la muerte de este maestro es anterior al
nacimiento de Ibn Sab?in[25]

También, hubo otros dos maestros que marcaron la
vida científica del místico, al-?arrani (m. 538 h /
1141 d.c) y su discípulo al-Buni (m. 622 h / 1225 d.c),
autor del famoso libro Šams al-ma?wa-la?a?f
al-?awarif
(el sol de las sabidurías y las caricias
de los gnósticos)[26].

Este pensamiento sufí, según al-Badisi,
constituiría más tarde en el místico el
objeto de todos sus esfuerzos ya que pretendía unir la
filosofía con el sufismo[27]Sus
conocimientos de esta ciencia fueron bien pronto extraordinarios
y según algunos biógrafos, desde muy joven
mostró una inteligencia considerable.

No obstante, Ibn Sab?in, según los
biógrafos, ocultó toda su vinculación con
otros místicos de su época, y describió su
propio aprendizaje del sufismo como un esfuerzo personal. Pero,
en algunas citas de su propia obra, el místico nos informa
que recibió la ayuda de
«alguién» y por eso utilizaba
expresiones imprecisas, como la de «busqué ayuda
en otro»,
o como «busqué para leerlo
a "alguien" que me ilustrase en los pasajes dudosos
».
Todo esto, quiere decir que Ibn Sab?in o era erudito y culto, y
no necesitaba la ayuda de nadie o tan sólo era un
egoísta a la hora de escribir sus obras.

Nuestro comentarista desconocido de la epístola
de Ibn Sab?in, Risala al-?Ahd (epístola del
testamento) defiende la primera hipótesis diciendo lo
siguiente:

«Nuestro señor- Ibn Sab?in- que Dios
tenga en su Santa Gloria, investigó todas las ciencias:
coránicas, filosóficas y literarias, y
abarcó todas sus obras reveladas y las que no los son,
desde el principio de las ciencias hasta nuestros
días»
[28]

Otros de sus discípulos entusiastas que
desconocemos, nos informan según al-Maqqari que «Ibn
Sab?in, durante toda su juventud, había sido formal y
lejano de las diversiones que le distrajeran de sus ocupaciones
ordinarias y
místicas»[29].

Según parece, el místico no tenía
ninguna ambición política ni administrativa como la
de tener un cargo de autoridad como la de su padre o la de su
hermano, ya que era lo último de sus preocupaciones. Se
preparaba para una tarea que iba a hacer de él un Polo de
la religión «Qu?b al-Din». Por eso,
la vía del misticismo era, la única salida, donde
encontró su alivio y su alegría.

Entonces, en Murcia es dónde comenzaron los
discípulos a seguir sus enseñanzas y a rodearle
para marcar el comienzo de una hermandad que llevaría su
nombre, sab?iniyyun, que según la
descripción de Esteban Lator:

«Es una secta que debió de tener muchos
afiliados, entre ellos hombres maduros que profesaban la pobreza
voluntaria- las fuentes les dan preferentemente el nombre de
fuqara?-, andaban viajando cubiertos de un tosco sayal y un manto
de lana, y pasaban la vida entre caminos y
plazas»
[30]

Nada faltaba a esta hermandad para emprender su marcha
hacia una expansion que incluía, además de
al-Andalus, una gran parte del Norte de África y una
pequeña región de la Península
Arábiga.

Delante de esta propagación apasionada del
sab?inismo, los defensores del derecho islámico se vieron
forzados de criticar al místico, en primer lugar
calumniando todos sus dichos y segundo, acusándole de
herejía a las autoridades. En esta atmósfera de
incertidumbre y de inseguridad, nuestro místico se
lanzó a una serie de desplazamientos
ininterrumpidos.

En primer lugar, el místico abandona su ciudad
natal dirigiéndose a Granada[31]rodeado por
algunos de sus discípulos llamados fuqara'
[32]y otros simpatizantes. A su llegada a esta
ciudad manifiesta públicamente sus enseñanzas, que
desde luego los juristas no le iban a dejar en paz y por eso
deciden perseguirlo por todo el al-Andalus.

Ante estas persecuciones, Ibn Sab?in decide viajar a la
otra orilla del Mediterráneo, precisamente al Norte de
Marruecos, con el propósito de salvar su doctrina
enseñandola a la gente y en particular a los bereberes que
habitaban la región. Algunos de éstos encontraban
en sus mandamientos una enseñanza adorable y
favorable.

Hay dos acontecimientos muy importantes en la vida de
Ibn Sab?in que se produjeron en consecuencia de la gran
reputación que tuvo en esta ciudad. El primero, fue cuando
una mujer muy rica y muy bella, fascinada por la inteligencia del
místico y posiblemente por su nobleza y por su belleza
física, le propuso el matrimonio [33]Una
proposición alegremente aceptada por parte del
místico, que enseguida tuvo a un recién nacido, de
quién la muerte se apoderó en el año 646 de
la Hégira. Fue, también, esta mujer quien le
construyó un cenobio en su casa, donde el místico
se retiraba varias noches para buscar a la «Realidad
Absoluta».

El segundo hecho consiste en que el rey almohade Abu
Mu?ammad ?Abd al-Wa?id, llamado ar-rašid (630-640h /
1232-1242 J.C), recibió una misiva de Federico II, rey de
Sicilia, en la que éste, solicitaba respuestas
sobre varias preguntas relacionados con temas
filosóficos[34]Ganado por el rumor que
circulaba sobre la reputación filosófica de Ibn
Sab?in, el gobernador de Ceuta, Ibn Jala? al-balansi entonces,
por orden del sultan almohade, decide responsabilizar al murciano
de responder a las preguntas del rey Siciliano. El
místico lo hizo brillantemente, respondiendo a todas esas
preguntas filosóficas y por eso redactó su
famosa obra cuyo título es, Aywiba Yamaniya "an
Masa"il ?iqiliya
(Respuestas Yemeníes a las
Cuestiones Sicilianas).

A pesar de que Ibn Sab?in se esforzó en su obra
por hacer alarde a la ortodoxia y celo religioso, pronto se
difundió el rumor de una presencia fuerte de la
filosofía en sus respuestas. Ibn Jala?, como
representante del gobierno almohade en Ceuta y amigo de varios
alfaquíes, había sido persuadido de que estaba en
relación con un filósofo y no con un defensor de la
religión y es por eso que no tardó en expulsarle de
la ciudad. Además, en aquella época, el sentido de
la filosofía era sinónimo de
herejía[35]

Ibn Sab?in fue expulsado de Ceuta y es muy posible que
hubiera tomado, como camino, la cordillera del Rif
pasando por sus montañas- que se extiende a lo largo de la
costa mediterránea y cubre casi toda la región del
norte de Marruecos. Algunos biógrafos señalaron su
estancia en Badis[36]donde Ibn Sab?in en
compañía de un grupo de sufís
andalusíes, se dedicaba a la enseñanza y,
ofrecía seminarios sobre mística en una de las
mezquitas. También se puede decir que posiblemente, el
místico organizó algo parecido a las conferencias
de hoy, con la intención de debatir las opiniones de
sabios de la localidad que en su mayoría eran
alfaquíes de menor importancia.

Después de abandonar la fortaleza de
Badis por motivos que ignoramos, Ibn Sab?in decide
viajar a Vela donde el número de sus
discípulos no dejó de crecer. Su estancia en esta
ciudad, no va a transcurrir sin disturbios y confusiones, porque,
por tercera vez, los juristas le presionaron para dejar aquella
región, dirigiéndose primero hacia
Túnez y luego a Cabes. Según
algunos biógrafos, Ibn Sab?in tuvo el tiempo suficiente
para componer algunas de sus obras con el fin de garantizar las
bases de su enseñanza.

A causa del fanatismo de los alfaquíes, Ibn
Sab?in procuraba ocultar su doctrina por una instrucción
ascética y sirviéndose preferentemente de
conversaciones privadas, pero su natural falta de tacto en los
debates, unida a la imprudencia de sus discípulos, que
divulgaban dondequiera la nueva hermandad, no tardó en
producirse la voz de alarma. Entonces, comenzó una
pesquisa constante, y se buscaron frases equívocas en sus
escritos.

En general, esta situación la aprovechó el
jefe de los teólogos en Túnez Abu bakr ibn Yalil
al-Šakuni (m. 649 h / 1251 d.c), cuando logró
enrarecer el clima y presionar de tal forma a sus
compañeros los alfaquíes para que expulsen
según el mismo teólogo a "Ibn Sab?in el
Zindiq"
(Ibn Sab?in el herético) del país.
Además, según relata Ibn Šakir, el mismo
al-Šakuni criticó a los discípulos
sab?iníes, apoyándose en los
hábitos que llevaban, por el abandono que hacían de
las costumbres corrientes y por sus mensajes de pobreza y deseo
de identificación con
Alá[37]

En Egipto, Ibn Sab?in fue recibido con frialdad, ya que
los rumores y la propaganda que se difundían y se
oían sobre él, no tardaron en invadir a la
población egipcia incluso antes de su llegada a
éste país[38]Además, la
mentalidad supersticiosa del pueblo egipcio, que miraba con
extremadas reservas las innovadoras actividades místicas
de este sabio andalusí no ayudaba en absoluto a la
expansión de una doctrina como la del
sab?inismo[39]Pues, todos, en particular los
juristas, temían que el efecto de la renovación
espiritual en el pueblo egipcio pudiera tener repercusiones en la
organización social e incluso en el sistema
político.

No conocemos absolutamente nada sobre la estancia de Ibn
Sab?in en Egipto, sin embargo sabemos los motivos que incitaban
aquella actitud indiferente hacia el sab?inismo por parte de los
egipcios. Uno de esos motivos es que el magrebí
Abu-l-?asan al-Šadili (m. 656 h / 1258 d.c) estaba antes que
Ibn Sab?in en Egipto y los egipcios le recibieron calurosamente
por su inclinación a los sunníes, defensores de la
«Šari"a». Además, la presencia de dos
grandes alfaquíes, al-Cadi ibn Daqiq al-?Ayyid (m. 702 h /
1302-3 d.c) y Abu bakr Qu?b al-Din al-Qas?alani (m. 686 h / 1287
d.c) impidieron a que Ibn Sab?in ejerciera su doctrina con
comodidad. Comenzaron a dirigirle sus críticas y se
empeñaban en propagar el pensamiento esotérico del
místico. El primero, criticó el estilo literario
sab?iní calificándolo de delirio, mientras que el
segundo condenó sus razonamientos, porque tenía
conceptos heréticos y por lo tanto anti-islámico.
Frente a estas acusaciones, Ibn Sab?in decide abandonar esa
región marchándose hacia la Meca en búsqueda
de un ambiente más propicio para su labor de
da"wa.

La nueva estancia de Ibn Sab?in en la Meca se
realizó por dos razones: primero, por los ataques intensos
siempre llevados contra él por parte de los
alfaquíes de los países donde
permaneció y, segundo, por su inclinación hacia los
fatimíes por los cuales tenía un
sentimiento de alivio. El sentimiento que había conseguido
a menudo ocultar, sólo se manifestaba a través de
ciertas expresiones en la carta de reconocimiento (risalat
al-bay"a
), públicamente representada por Abu Numay
Mu?ammad I (652-702 h / 1254-1301 d.c)[40], en la
cual reconoce la soberanía del ?af?i al-Mustan?ir
(1249-1277), sultán de Ifriqiya. Ibn Sab?in le
animó en su resolución y redactó por su
propia mano el documento con que Abu Numay aceptaba al
sultán como soberano.

Según Esteban Lator, Ibn Sab?in aprovechó
su nueva situación en la Meca para ganarse la gracia del
sultán; consolidar su propio prestigio y prepararse
así su regreso hacia el
Magreb[41]También, según
al-Badisi, Ibn Sab?in trató de ganar la amistad de Abu
Numay, invitándole a la doctrina chií.
Esta conversión no le causó mucho, ya que sus obras
anteriores a esta fecha resumían ideas
isma?ilíes.

Para reforzar su amistad con el gobernador de la Meca,
Ibn Sab?in trata de demostrarle su habilidad en lo que se refiere
a la medicina sobre todo cuando trataba de curar una fractura en
el cráneo que este gobernador había tenido en una
de sus guerras. Según una anécdota de al-Badisi,
éste decía lo siguiente:

«Coincidió (la llegada de Ibn Sab?in a
la Meca) con la fecha cuando Abu Numay había tenido una
fractura craneal en una de sus batallas. La coronilla de su
cráneo se había fracturado. En su sitio, Ibn Sab?in
le puso una pieza hecha de una corteza de calabaza seca
»
[42]

El hecho de salvar el místico a este
sultán de una muerte probable ayudaba en el aumento de su
prestigio. Con su consideración, se han conocido cada vez
más sus discípulos, parte de los cuales le
habían seguido desde las dos regiones, al-Andalus y el
Norte de África.

La estancia de Ibn Sab?in en la Meca favorece su
extraordinaria productividad. Simultáneamente, su vida
mística se intensifica; las vueltas rituales, reales o
mentales, alrededor de la Ka'ba interiorizada como "centro
cósmico", alimentan un esfuerzo especulativo al que las
visiones interiores, las percepciones teosóficas,
proporcionan una confirmación experimental. Ibn Sab?in es
admitido como un gran maestro espiritual, por lo cual intenta
aprovechar esta situación para enseñar su
doctrina.

Otras actividades ultra-místicas de Ibn Sab?in
que habían visto la luz en aquella época mecana son
los debates que tenía con los sabios que visitaban los
lugares santos, como Safiy al-Din al-Hindi (m. 715 h / 1315 d.c)
y Naym al-Din b. Isra?il (m. 677 h / 1278 d.c). Con el Qu?b
al-Qas?alani, toda controversia era imposible, salvo la venganza
de Ibn Sab?in cuando incitó a Abu Numay para que este
alfaquie fuera expulsado de la Meca, lo que se
consiguió en el año 667 h /
1268[43]

La estancia mecana de Ibn Sab?in fue el objeto de dos
juicios diferentes: el de los adeptos entusiastas por el maestro
y el de los enemigos que lo consideraron como herético.
Los primeros sintieron tranquilidad y paz por su estancia en la
Meca y su buena relación con su gobernador ya que
gozaban de todo tipo de libertades y de respeto hasta tal punto
que algunos biógrafos citaban que los magrebíes
comenzaron desde entonces a ser más considerados y
respetuosos por los mecanos, que se inclinaban a sus doctrinas e
imitaban sus ejemplos. Además, ciertos mecanos llegaron
hasta formular alabanzas por su pertenencia
hašimí, elogiando al mismo tiempo sus
cualidades benéficas que, según ciertos
biógrafos, Ibn Sab?in gastaba una suma colosal en las
limosnas.

En cuanto al juicio de los que veían en Ibn
Sab?in una verdadera amenaza, solamente pudieron enumerar los
defectos del místico en lo que se refiere a sus
desviaciones y a sus actos turbios. Pues, mientras que algunos lo
acusaban de tener costumbre de burlarse de los peregrinos que
daban vueltas alrededor de la Ka?ba y calificarlos de
asnos, otros lo acusaban de brujería. Esto significa que
sus enemigos, una vez más, logran durante la
peregrinación, avisar a la gente de la gravedad de esta
enseñanza sab?iní. Ante esta situación el
místico sentía inestabilidad a causa de la
obsesión de estos alfaquies que le perseguían por
todas partes y que marcó profundamente su vida. Fue
entonces cuando decidió viajar a la India, porque
consideraba que, sólo se podía tener la paz en ese
lejano continente, pero la muerte se apoderó de él
antes de realizar este largo viaje.

Parece que su muerte fue dudosa ya que la mayoría
de los biógrafos dieron dos explicaciones distintas de su
fallecimiento. Para unos, fue debido a una muerte natural,
mientras que otros lo atribuyen a un envenenamiento ya que el
gobernador de Y Yemen al-Mu?affar yusuf Ibn Omar (m 694
h/ 1294 d.c), estaba en contra de Ibn Sab?in por el buen
recibimiento que el gobernador de la Meca le
había dispensado. Este gobernador Yemení
se ingenió en enviar a alguna persona para que le
envenenase.

Uno de los discípulos más cercanos al
místico, daba como exacta la primera hipótesis, es
decir, la que atribuía el fin de su maestro a una muerte
natural, que se produjo en el año 669 h / 1270
d.c

 

 

Autor:

Abdellah el Moussaoui

[1] Este sobrenombre de al-Mursi y otros a
los que vamos a mencionar posteriormente han sido facilitados
por los biógrafos árabes como, LISAN AL-DIN IBN
AL-JA?IB en al-I?a?a fi ajbari Garna?a, 1ª edición
de M. ?A.?Inan, al-Qahira, 1977, t. IV., p. 31; ISMA?IL IBN
KA?IR en alBidaya wa-l-Nihaya, (Edicion Critica) ?Abdellah Ibn
?Abdel M?sin al-Turki, Dar Hayar, al-Qahira,1947, t., XVII, pp.
497-498, t. XIV, p. 5; Beirut, 1966, v. XIII, p. 261. IBN TAGRI
BIRDI en al-Nuyum al-?ahira, fî muluk Mi?r wa-l-Qahira.
Presentación y Comentario de Mu?ammad ?usayn Šams
al-Din, Dar al-Kutub al-?ilmiyya, 1ª Edición 1992,
t. VII, pp. 202-203 y MO?AMMAD IBN A?MAD AL-FASI en al-?Iqd
al-?amin fi tarij al-balad al-amin, al-Qahira, 1966, t. 5, p.
335; Beirut 1998, t. V, p, 326.

[2] En lo referente al sobrenombre de
al-Riqu?i, podemos decir que es un sobrenombre que procede de
la palabra Ricote, es decir de un valle que se componía
de las localidades de: Ricote, Albarán, Blancas,
Ojós, Ulea y Villanueva, y pertenecía a la orden
militar de Santiago. La localidad de la que recibe el nombre
corresponde al partido judicial de Cieza y está situada
a 14 Km de la cabecera del partido y a 12 Km de Archen, en una
carretera que empalma con la de Madrid. Es una población
muy antigua, donde en 1228 d. C., se coronó Ibn Hud (m.
1238. d. C) más tarde Rey de Murcia. Para más
información sobre al-Riqu?i, véase en IBN
AL-JA?IB, op, cit, p. 31; ISMA?IL IBN KA?IR, op, cit, 497;
AL-FASI, op, cit, p. 335; La Enciclopedia Universal Ilustrada
Europeo – Americana, Espasa Calpe. S. A. Madrid 1928, p., 51 y
416; el Diccionario Enciclopédico, Espasa Calpe. S. A.
Madrid 1992, t. XXV, p. 10027 y la Enciclopedia del idioma de
ALONSO MARTÍN. Ed. Aguilar, Madrid. 1958, t. III, p.
3629.

[3] A?MAD IBN MU?AMMAD AL-MAQQARI, Naf?
at-?ib min gu?n al-Andalus al-ra?ib, verificación de
I?san ?Abbas, Dar ?adir, Beirut, s. d. t. II, p. 196; LISAN
AL-DIN IBN AL-JA?IB, al-I?a?a, op, cit., p, 31; ABU MU?AMMAD
‘ALI IBN ?AZM AL-ANDALUSI. Yamharat ansab al-?Arab. Ed.
Lévi-Provençal, El Cairo, 1948, p. 309; ESTEBAN
LATOR “Ibn Sab?in de Murcia y su budd al-?Arif”.
Al-Andalus, Vol. IX, Madrid, 1944, fasc. 2, p. 373. En lo
referente a esta última referencia, el arabista
español señala que la palabra al-?Akki, era un
error por al-Makki (mecano). Decimos que la palabra al-?Akki se
funda sobre la pertenencia de Ibn Sab?in a Gafiq Ibn Šahid
Ibn ?Alqama Ibn ?Akk. Los banu ?Akk de al-Andalus, habitaban en
el Norte de Córdoba cerca de Sevilla y de
Guadalquivir.

[4] Al-Qas?alani de la palabra árabe
Castala es decir, Castilla de hoy. Ibn Sab?in, puede ser que
estuvo en esa región por motivos de aprendizaje. Sobre
tal información, véase la obra de AL-YAFI?I
AL-YAMANI, Mir?at al-Yinan wa ?Ibrat al-Yaq?an fi Ma?rifat
?awadit al-Zaman. Ed., cri, Jalil Man?ur, Dar al-Kutub
al-?ilmiyya, Beirut 1997, t. IV, p., 129.

[5] Puede ser Malikí por su
pertenencia en los principios de su vida a la doctrina
malikí, expandida en toda la Península
Ibérica y en el Norte de África de aquellos
tiempos.

[6] A?MAD AL-MAQQARI, Naf? at-?ib, op, cit.,
p, 196.

[7] ?ABDUL?AQQ IBN SAB?IN, Risala al-Nuriya
en Maymu? Rasa?il (manuscrito de la Biblioteca Taymuriya, con
el número 149, materia «Ta?awwuf». Dar
al-kutub al-Qawmiyya). Ed, cri ?Abd al-Ra?man Badawi. al-Qahira
1965, p. 184.

[8] IBN SAB?IN, Maymu? Rasa?il, p: 473; IBN
SAB?IN, Risala al-I?a?a (epístola del conocimiento
global). Ed. cri ?Abd al-Ra?man Badawi, al-Qahira 1965, pp.
23-24.

[9] IBN SAB?IN, al-Nuriya, p. 184. [ ??? ????
??? ????? ???? ???? ????] Este breve anuncio de Ibn Sab?in
corresponde con el mismo dicho del Profeta que lo había
proclamado éste de esta manera: [????? ???? ???????
????? ????? ???? ?? ????? ???? ?? ????? ???]. La
traducción es la siguiente: «Por Allah, que yo le
pido perdón a Allah y me arrepimiento ante Él,
más de setenta veces al día» se transmitio
de Abu Huraira, Allah esté complacido con él, que
oyó decir al Mensajero de Allah, Él le bendiga y
le de paz. Lo relato Al-Bujari .Véase en Sa?i? al-Bujari
de ISMA?IL AL-BUJARI. Beirut, Líbano, s.d. Kitab
al-da‘awat (Libro de las imploraciones) nº 80,
[6307], t, XI, p. 101; en I?ya? ?Ulum al-din de ABU ?AMID
AL-GAZALI. Capítulo: “Adab al-Du´a? wa
Fa?lih”. Segunda edición. Dar al-Fikr, Beirut,
Líbano 1409 H/1989 d. c. t. I, p. 369.

[10] IBN SAB?IN, al-I?a?a, op. cit, p. 474,
[Traducción mía] El orígen del texto en
árabe es este : « ?????????? ???? ???? ?????? ??
??? ???? ?? ???? […] ??? ????? ?????? ???? ??? ?????,???
????? ??? ??? ?????»

[11] Para escribir su nombre, Ibn Sab?in
usaba la expresión ‘Ibn O’. El cero en el
orden numérico romano quiere decir 70. Véase en
Naf? al-?ib de A. AL-MAQQARI, ed. cit, t. II, p. 196.
También véase el artículo de GEORGES
SERAPHIN COLIN, “De l´origine Grecque des
‘Chiffres de Fès’ et de nos ‘Chiffres
Arabes’”, Art. Ext du Journal Asiatique. Paris,
Avril-Juin, 1933. Recueil trimestriel de mémoire et de
notices relatifs aux études orientales, p.75. Por su
parte, JOSE ANTONIO SÁNCHEZ PÉREZ interpreta del
mismo modo que G- S. Colin, el significado del círculo
en su artículo, “Sobre las cifras Rumies” en
al-Andalus. Madrid 1935, v, III, pp. 104-106. El Prof. G.
LÉVI DELLA VIDA en un artículo titulado
“Appunti e quesiti di storia letteraria araba”
(apud Revista degli studi orientali, XIV (1933), pp. 249-283,
llama brevemente la atención sobre la identidad del
alfabeto numeral griego con las cifras que aparecen en los
documentos mozárabes de Toledo, publicados en la
monumental edición de González Palencia (Numerali
greci in documenti arabo-spagnoli, pp. 281-283. También
sobre esta materia de “al-Dara” véase en
al-Qamus al-Mu?i?, de MUH?AMMAD IBN YA?QUB AL-ŠIRAZI
AL-FIRUZABADI , al-Qahira, Matba'at al-Amira, 1289 (1871),
2ª edición t.V, p.345.

[12] A. AL-MAQQARI. Naf? al-?ib, ed. cit, t.
II, p. 196

[13] IBN AL-JA?IB, Al-I?a?a, op. cit, t. IV,
p. 33; ?A. Al-MAQQARI, Naf? al-?ib., op. cit, t. II, p.
198.

[14] EMILIO, MOLINA LOPÉZ,
“Murcia en el marco histórico del segundo tercio
del siglo XIII (1212-1258)”; GARCÍA ANTÓN,
J., “La cultura Árabe en Murcia”, en
GARCÍA ANTÓN, J. et alii: Historia de la
Región de Murcia, Tomo III, Ediciones
Mediterráneo S.A., Murcia, 1980, 257 y 258.

[15] A. AL-MAQQARI, Naf? al-?ib, op, cit, v.
II, p. 201; IBN AL-JA?IB, al-I?a?a fi ajbari Garna?a, op.cit.
t, II, pp. 34-3. Hay una traducción en francés de
esta anécdota que se encuentra en “Questions
philosophiques adressées aux savants musulmans par
l´Empereur Frédéric II” de MICHELE.
AMARI, Journal Asiatique, 5º serie. I, Paris 1853, pp.
251-2.

[16] Federico II, rey de Secilia y emperador
de Alemania, en la primera mitad del siglo XIII. Nacido en
Lési (cerca de Ancona) el 26 de diciembre de 1194, hijo
de Enrique VI de Hohenstaufen y Constanza de Cecilia,
sería el autor intelectual de un movimiento religioso,
cultural y social que nada, en el pasado de la cristiandad,
dejaba presentir. Sus efectos conmoverían al mundo de su
época y perdurarían en la conciencia religiosa de
Italia. Véase en La Escatología Musulmana en la
Divina Comedia de MIGUEL ASÍN PALACIOS, 1ª
edición, Madrid, 1919., pp. 302-3, donde nos relata que
‘este emperador fue filósofo, librepensador y
políglota, rodease de musulmanes para las tareas de la
paz y para las empresas bélicas?. ‘Estaba por otra
parte custodioso por eunucos a la moda oriental; y hasta la
túnica con que fue sepultado al morir ostentaba bordada
en oro una inscripción arábiga, cosa que los
papas y los otros reyes cristianos lamentaban
públicamente el escándalo de aquella corte y de
aquel emperador’.

[17] Los Hohenstaufen: esta familia
reinará entre los siglos X y XIII en Suabia (en
alemán, Schwaben, en latín, Suevia), ducado
medieval al suroeste de Alemania, en lo que hoy es Baden
-Württemberg- y algunas zonas de Baviera y Suiza. La
región era conocida en la antigüedad como
Alemania.

[18] Sobre estas preguntas, véase
más adelante en el capítulo dedicado a las obras
del místico.

[19] MIGUEL CRUZ HENÁNDEZ, Historia de
la filosofía española: filosofía
Hispano-Musulmana, Asociación Española para el
Progreso de las Ciencias, Madrid, 1957, t. II, p. 301.

[20] Ignoramos los nombres de sus maestros en
esta ciencia de Humanidades y otras formaciones
científicas excepto la del sufismo.

[21] IBN ?IMAD AL-?ANBALI, Ša?arat
al-?ahab, fî Ajbar man ?ahab, Comentario y
verificación de ?Abd al-Qadir al-Aran?ut y Mu?ammad
al-Aran?ut. Beirut-Dimašq, Dar Ibn Katir 1991, t. VII, p.
574, en la cual señala que Ibn Sab?in tenía mucho
conocimiento sobre la ciencia de las letras alfabéticas
«?Ilm al-?uruf » y es por eso que compuso una obra
sobre dicha ciencia titulada, Kitab Idris ( el libro de Hermes
).

[22] La terminología referente a las
diferentes ramas de las «Ciencias Sin embargo, en la
época "post-clásica", la de Ibn Sab?in (x. XIII)
y de Ibn Jaldun (s. XIV), simiya’ designa propiamente a
la magia operatoria fundada en la virtud de las letras,
mientras que ‘ilm al-?uruf se refiere al aspecto
más teórico y particular de las correspondencias
entre las letras y los elementos naturales. Véase en
"«Al-simiya’»: la ciencia de las letras y
esoterismo morisco" de PIERRE LORY, Conferencia publicada en
Cahiers de l’Université Saint Jean de Jerusalem
nº 11., 1985.

[23] Su nombre completo es Ibrahim Ibn yusuf
Ibn Mu?ammad Ibn Dahhaq Abu Is?aq Ibn al-Mar?a (m. 611 H / 1214
-1215). Su enseñanza favorita era ?Ilm al-Kalam
(teología dogmática) y de ella se hizo famoso en
su tiempo. Habitó durante mucho tiempo en Málaga,
de allí se traslada a Murcia. También
dedicó algún tiempo en su patria a enseñar
el sufismo. Según Ibn al-Ja?ib en al- I?a?a, op. cit,
al-Qahira, 1975, t. III, pp. 281-28, «Ibn Dahhaq, nos ha
dejado obras de buena calidad y de buena fe».

[24] Místico de Almería, muerto
en Marruecos (1141 de J.C) y autor de su opúsculo
esotérico titulado Ma?asin al-Mayalis, cuya
edición con traducción francesa y comentario han
sido publicados por Miguel Asín palacios (Paris,
Geuthner, 1933). Una traducción española del
opúsculo, con un estudio previo sobre la vida del autor
y su ideario mistico, publicado por el mismo Asin en el Boletin
de la Universidad de Madrid, 1931.

[25] En lo que se refiere a la
enseñanza de Ibn Sab?in sobre Ibn Dahhaq, la
mayoría de las biografías, no nos permiten
resolver esta dificultad, sobre todo cuando la fecha del
nacimiento de Ibn Sab?in es aproximadamente 3 años
posterior a la muerte de su maestro. Lo más probable
según AL-FASI en Al ?Iqd al-?amin, op, cit, t. III, p.
335, que, ‘Ibn Sab?in, sólo pudo cultivar las
obras de este maestro leyéndolas’.

[26] La época en la cual vivían
estos dos místicos, al-?arrani (m. 538h / 1141 d.c) y
al-Buni (m. 622 h / 1225 d. c), no coincide con la de Ibn
Sab?in y por eso, podemos decir que es imposible que el
místico haya podido estudiar directamente bajo la
dirección de estos dos maestros. Seguro que los
biógrafos no se han referido a aquella enseñanza
presencial del maestro con su discípulo, sino más
bien se referían a que Ibn Sab?in adoptó sus
doctrinas basándose en sus obras.

[27] ?ABDUL?AQQ AL-BADISI, al-Maqad
al-Šarif wa-l-Manza? al-La?if fî al-?a?if
bi-?ula?a?i al-Rif. Manuscrito. Biblioteca General de Rabat,
nº. D. 110, ff. 13-15, verificación de Sa?id A?RAB,
al-Riba? 1982, pp. 34-37. Algunos fragmentos de esta obra han
sido traducidos por el francés. G. COLIN en Archives
Marocaines, v. XXVI, París (1926), pp. 74-78.

[28] IBN SAB?IN= Šar? Risalat al?Ahd, en
Maymu? Rasa?il (manuscrito de la Biblioteca Taymuriya de El
Cairo), edición de. A. Badawi, al-Qahira 1965, p.
11.

[29] A. AL-MAQQARI, Naf? al-?ib, op. cit, t.
II, p. 199-200.

[30] E. LATOR “Ibn Sab?in y su Budd
al-?Arif”, art., cit, p. 376.

[31] Ibn al-Ja?ib relata en un párrafo
de tres líneas titulado «la entrada a
Granada» (???? ??????) que Ibn Sab?in a su llegada a
Granada, se instaló en un Riba?, llamado el ?Ukab
situado al Oeste de dicha ciudad. Véase en IBN AL-JA?IB,
al-I?a?a, op, cit, t. II, p. 37.

[32] «Fuqara' »de la palabra
«faqr» es el estado de aquel que se ha hecho a
sí mismo independiente de todo salvo de Dios y se
rehúsa cualquier cosa que le aparte del camino hacia
Él.

[33] DARÍO. CABANELAS, «Federico
II de Sicilia e Ibn Sab?in de Murcia. Las "Cuestiones
Sicilianas"», Miscelánea de estudios Árabes
y Hebraicos, Granada, 1954, an. III, pp. 43-4

[34] IBN AL-JA?IB, al-I?a?a, op. cit. t, II,
pp. 34-35; A. AL-MAQQARI, Naf? al-?ib, op. cit, t. II, p. 201;
véase también en ANTONIO. HUICI MIRANDA, El
reinado del Califa almohade al-Rašid, hijo del Ma?mun,
apud Hespéris, XLI. Paris 1954, pp. 1-37.

[35] IBN AL-JA?IB, ibidem, p. 33. De otra
parte, la obra de DOMINIQUE URVOY, Le Monde de ulémes
andalous de V / XI au VII / XIII, Genève 1978, p. 204,
nos ayuda a entender la situación política e
ideológica vivida en aquel periodo en el cual
vivía Ibn Sab?in en al-Andalus. Nos informa sobre la
existencia de dos fenómenos muy importantes en la vida
de los ulemas andalusíes, el primero consiste en que la
conexión entre el mundo jurídico y el mundo
místico era cada vez más estrecha, y el segundo
consiste en que la posesión del poder político e
ideológico era cada vez más ancha.

[36] Fortaleza sobre la costa
mediterránea y vecina de la ciudad de Alhucemas, situada
entre el pueblo de beni Yeteft y el de beni Gumil.

[37] IBN ŠAKIR AL-KUTUBI, ?Uyun
al-Tawarij, al-Qahira, 1980. t, XX, p. 407

[38] No sabemos con exactitud la fecha de su
llegada a Egipto, pero si sabemos según un
discípulo de Ibn Sab?in, que éste inició
su viaje hacia Oriente desde el Magreb en el año 648 h.
Véase en al-?Iqd al-?amin de Al-FASI, op, cit, t. III,
p. 336.

[39] DARIO CABANELAS, “Frederico II de
Cecilia e Ibn Sab?in de Murcia, las cuestiones
sicilianas” art, cit, pp. 44-5.

[40] Es fatimi, fundador de la casa jerifiana
que reinó en la Meca durante años. Para ver
más sobre la vida de este mecano, véase en
Encyclopedie de l' Islam. Leiden, Brill 1960.Tome I ?A-B), p.
104.

[41] E. LATOR, “Ibn Sab?in y su Budd
al-´Arif”, art, cit, p. 378.

[42] Ibidem, p. 377, nota 4; AL-BADISI,
al-Maq?ad, op, cit, p. 15; IBN ŠAKIR, ?Uyun al-Tawarij,
op, cit., t, I, p. 315.

[43] Después de su expulsión de
la Meca, al-Qas?allani fue nombrado, por parte de Baybars rey
de Egipto (658-676 h / 1258-1276 d. c), como director de la
escuela Kamiliya de El Cairo, fundada en el año 622 h /
1224 d.c, por el ?ahirí valenciano Di?ya? para la
defensa del Islam.

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